La práctica de deporte es uno de los pilares para una vida saludable a cualquier edad. Ya sea saliendo a correr o jugando un partido de fútbol con los amigos, practicar algún deporte te hará estar más sano y más feliz gracias a los beneficios de la actividad física. En este artículo explicaremos la importancia del deporte para una vida saludable.
Los beneficios de la actividad física
La Organización Mundial de la Salud (OMS) describe la actividad física como cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos que exija gasto de energía. La OMS nos explica que la falta de actividad física es el cuarto factor de riesgo de mortalidad a nivel mundial. Además, la inactividad física es la principal causa de un alto porcentaje de los cánceres de mama y colon, diabetes y cardiopatías.
En la sociedad contemporánea los trabajos que exigen una actividad física son cada vez más escasos, por eso el deporte cobra una importancia cada vez mayor. Un nivel adecuado de actividad:
- Reduce el riesgo de hipertensión, cardiopatías coronarias, accidentes cerebrovasculares, diabetes, cáncer de mama y colon y depresión.
- Mejora la salud de los huesos y la capacidad funcional del cuerpo
- Es determinante para el gasto energético y, por tanto, ayuda a tener equilibrio calórico y un peso saludable.
Basta con 30 minutos de actividad física moderada al día para asegurarse estos beneficios, por lo que es algo que cualquier persona puede practicar.
La importancia del deporte
El deporte es una excelente forma de actividad física con la que lo pasarás bien y podrás conseguir objetivos tales como desarrollo muscular, pérdida de peso o reducción de grasas. El deporte también beneficia la regulación hormonal y el refuerzo del sistema inmunológico además de contribuir a un adecuado descanso y a reducir la fatiga.
Los beneficios del deporte no son solo físicos, sino que también afectan a la salud mental, reduciendo la aparición de depresión y el estrés, mejorando la autoestima e, incluso, las relaciones sociales, cuando se practican deportes de equipo. En definitiva, ¡el deporte te hace sentir bien!
El deporte y la vista
La práctica del deporte requiere de una buena salud visual; la percepción de las distancias y de la velocidad o percepción espacial son habilidades imprescindibles para tener una buena respuesta a la hora de practicar deporte. El equilibrio, tan importante para los deportes, también depende en gran parte de la vista. Los deportes – sobre todo deportes de equipo como el fútbol o el baloncesto- además, exigen desarrollar ciertas habilidades visuales, como la visión periférica, que permite controlar lo que ocurre en el campo de juego.
Finalmente, es importante proteger adecuadamente nuestra vista cuando practicamos deporte. Recuerda proteger tus ojos del sol y los impactos o de los productos químicos – estos últimos se encuentran en las piscinas y por tanto afectan a quienes practican deportes acuáticos.
Es importante, por tanto, ver bien para practicar deporte. Si tienes algún problema refractivo y quieres practicar deporte sin ataduras, la cirugía láser te ofrece la posibilidad de corregir los problemas de refracción, como miopía, hipermetropía o astigmatismo.
:: La clave de la alimentación
Para poder practicar cualquier deporte sin cansar excesivamente al organismo, es necesaria una alimentación adecuada. En general, una dieta equilibrada y sana que incluya proteínas, carbohidratos, vitaminas y minerales es una dieta adecuada. En cuanto a la distribución de los alimentos, los carbohidratos deberán proporcionar un aporte energético del 55 al 60% del total de las calorías ingeridas; la proporción de grasas se sitúa en el 30% del total del aporte energético diario; y las necesidades de proteínas deben constituir del 12 al 15%. Se debe respetar una proporción de, al menos, el 50% de proteínas animales para asegurar un aporte suficiente de aminoácidos esenciales.
Los hidratos de carbono son esenciales para mejorar el rendimiento deportivo: aumentan el glucógeno hepático que proporcionará la glucosa a la sangre y de ahí a la síntesis de glucógeno hepático. Es conveniente ingerirlos antes y durante el ejercicio, especialmente si éste es prolongado. La fuente principal debe ser los hidratos de carbono complejos (cereales, hortalizas, verduras, patatas…) que permiten realizar esfuerzos prolongados. El 12-15% deben ser azúcares simples (glucosa, miel, fruta fresca y su zumo, fruta desecada (uvas pasas, ciruelas pasas, higos secos…) útiles en esfuerzos intensos, que se han de tomar durante e inmediatamente después de la realización del ejercicio, para aumentar los niveles de glucosa en sangre y la recuperación del glucógeno muscular, que es fundamental si se quiere mantener un rendimiento óptimo en sucesivas sesiones de entrenamiento. Por tanto, la ingesta de alimentos post-ejercicio tiene como finalidad la recuperación de las reservas y las pérdidas.
Las proteínas pueden obtenerse del pescado, huevos, lácteos y carne. Las grasas necesarias deben proceder de aceites vegetales como el de oliva, girasol, etc. Las saturadas son las que debemos evitar, pero el resto son necesarias para un correcto funcionamiento celular, ya que son una importante fuerte de energía junto al glucógeno para hacer frente a la actividad física. Así debe haber un consumo mayor de ácidos grasos monoinsaturados presentes en el aceite de oliva y de ácidos grasos poliinsaturados del pescado, frente a los saturados que contienen alimentos como carnes, embutidos, snacks, bollos…En deportes de resistencia prolongada, el consumo de grasas debería suponer el 20-25% de las calorías totales. Es importante que tengamos unos niveles adecuados de grasa para evitar que se consuman los tejidos musculares para obtener energía.
El aporte de vitaminas y minerales es fundamental ya que juega un importante papel estructural y funcional, principalmente a nivel metabólico. Se requiere un aumento de los micronutrientes implicados en el metabolismo proteico, energético y de carbohidratos (vitaminas del grupo B presentes en verduras, frutas, carnes, cereales etc.) debido a la pérdida excesiva por sudor.
Por otro lado, el aporte de fibra es imprescindible ya que ayuda a los procesos de desintoxicación y, por tanto, de recuperación.
Y algo que no podemos olvidar nunca es una adecuada hidratación, ésta es la mejor ayuda ergogénica. El agua es esencial antes, durante y después del ejercicio. Al sudar, se pierde agua y el cuerpo puede llegar a deshidratarse. Puede reponerse simplemente con agua o con suero glucosado, ingiriéndolo en cantidades pequeñas y repetidas durante los entrenamientos y la competición. La mejor bebida es el agua ya que no contiene ni calorías ni azúcares.